Con amor y misericordia infinitos, Dios hizo que Cristo, que no conoci贸 pecado, fuera hecho pecado por nosotros, para que nosotros pudi茅semos ser hechos justicia de Dios en 茅l. Guiados por el Esp铆ritu Santo, sentimos nuestra necesidad, reconocemos nuestra pecaminosidad, nos arrepentimos de nuestras transgresiones, y ejercemos fe en Jes煤s como Salvador y Se帽or, Sustituto y Ejemplo. Esta fe salv铆fica nos llega por medio del poder divino de la Palabra y es un don de la gracia de Dios. Mediante Cristo, somos justificados, adoptados como hijos e hijas de Dios y librados del dominio del pecado. Por medio del Esp铆ritu nacemos de nuevo y somos santificados; el Esp铆ritu renueva nuestras mentes, graba la ley de amor de Dios en nuestros corazones y nos da poder para vivir una vida santa. Al permanecer en 茅l, somos participantes de la naturaleza divina, y tenemos la seguridad de la salvaci贸n ahora y en ocasi贸n del Juicio.
G茅n. 3:15; Isa. 45:22; 53; Jer. 31:31-34; Eze. 33:11; 36:25-27; Hab. 2:4; Mar. 9:23, 24; Juan 3:3-8, 16; 16:8; Rom. 3:21-26; 8:1-4, 14-17; 5:6-10; 10:17; 12:2; 2 Cor. 5:17-21; G谩l. 1:4; 3:13, 14, 26; 4:4-7; Efe. 2:4-10; Col. 1:13, 14; Tito 3:3-7; Heb. 8:7-12; 1 Ped. 1:23; 2:21, 22; 2 Ped. 1:3, 4; Apoc. 13:8